Seguinos

Salud
23/05/2025

Por qué algunas personas evitan los conflictos y cómo afecta a su salud emocional

Por qué algunas personas evitan los conflictos y cómo afecta a su salud emocional
La evasión ante situaciones conflictivas puede parecer una forma sana de preservar la calma, pero según la psicología, este comportamiento puede traer consecuencias negativas para el bienestar emocional y físico.

El conflicto forma parte de la vida social, y pretender que no exista es una utopía. Sin embargo, no todos lo atraviesan de la misma forma: hay quienes lo enfrentan con soltura, y quienes, por el contrario, lo evitan a toda costa, incluso si eso implica silenciarse o retirarse abruptamente de una situación incómoda.

Callarse o irse ante una discusión no siempre es sinónimo de madurez emocional. Según explica el psicólogo Mario Arzuza, esta actitud puede derivar en consecuencias profundas. Existen distintos perfiles dentro de quienes evitan el conflicto: algunos lo hacen porque priorizan la armonía y la paz interior, mientras que otros desarrollaron esta conducta como respuesta a experiencias traumáticas vividas en el pasado.

“Muchas personas fueron criadas en hogares con altos niveles de confrontación, donde los gritos o la violencia eran moneda corriente. Para ellas, alejarse del conflicto es una manera inconsciente de protegerse”, señala Arzuza.

Otro grupo significativo lo evita por temor a perder el control, decir algo hiriente o ser juzgado. En estos casos, hay una fuerte necesidad de validación externa, que los lleva a ceder siempre, incluso cuando eso implique postergar sus propias necesidades.

Pero este patrón tiene un costo: renunciar repetidamente a lo que uno quiere o necesita genera frustración, baja autoestima, agotamiento emocional e incluso síntomas físicos como dolores musculares y trastornos digestivos, producto de la somatización.

Para cortar con este ciclo, el especialista recomienda en primer lugar identificar los pensamientos irracionales que alimentan el miedo. “Muchas veces esas ideas son ecos del pasado que ya no tienen sentido en el presente”, aclara.

También es clave aprender a poner límites de forma clara y respetuosa, y entrenarse en tolerar la incomodidad emocional, sin que eso implique huir.

Aceptar que los conflictos son inevitables y que pueden ser una oportunidad de crecimiento es parte del proceso. “El conflicto no siempre destruye, a veces fortalece los vínculos y permite construir relaciones más auténticas y equilibradas”, concluye Arzuza.

Compartir