La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) ha tenido a la Luna como objeto de fascinación por una característica única: sus dos hemisferios presentan un aspecto completamente distinto. Mientras uno exhibe amplias y oscuras llanuras conocidas como mares, el otro está cubierto de montañas y cráteres.
Este contraste ha encontrado una explicación gracias a nuevas investigaciones basadas en datos obtenidos por misiones espaciales recientes. Los resultados han sido publicados en la revista Nature.
La razón científica de la diferencia entre las dos caras de la Luna
La Luna, el satélite natural de la Tierra, tiene una cara visible con grandes extensiones lisas, fruto de antiguas erupciones volcánicas, y una cara oculta más accidentada. La misión GRAIL de la NASA, que orbitó la Luna entre 2011 y 2012, midió con gran precisión las variaciones en el campo gravitatorio lunar.
Estas variaciones reflejan cómo está distribuida la masa en su interior y ayudan a comprender su composición sin necesidad de perforar o extraer muestras. El análisis de estos datos ha permitido descubrir diferencias internas significativas entre ambos hemisferios.
El equipo de investigadores, liderado por Ryan Park del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, desarrolló un modelo que estudia cómo la Luna se deforma debido a la gravedad terrestre, un fenómeno conocido como deformación mareal.
Los resultados mostraron que la cara visible se flexiona más que la oculta, lo que indica una estructura interna diferente. Este comportamiento se explica por la temperatura del manto lunar, que es considerablemente más cálida en el hemisferio visible, haciendo que sus materiales sean más elásticos.
Esta mayor temperatura también está vinculada a la intensa actividad volcánica pasada que creó las llanuras de lava visibles desde la Tierra.
La importancia del estudio gravitacional
Esta técnica de estudio gravitacional ha aclarado el misterio lunar y se ha utilizado para investigar otros cuerpos del sistema solar. Por ejemplo, en el asteroide Vesta, los científicos descubrieron una distribución de masa más homogénea de lo esperado, lo que desafía las teorías sobre su formación y estructura interna.
De manera similar, la luna Io de Júpiter también ha sido objeto de estudio usando métodos similares, descartando la existencia de un océano global de magma. Estos avances ofrecen nuevas oportunidades para explorar y entender la evolución de otros mundos sin necesidad de misiones costosas y complejas.
La importancia de conocer la estructura lunar para futuras misiones espaciales
Entender la estructura y composición de la Luna es fundamental para la ciencia básica y para futuras misiones espaciales. También lo es para comprender la historia compartida con la Tierra.
La Luna influye en muchos aspectos de nuestro planeta, desde las mareas hasta la estabilidad climática. Además, su superficie actúa como un archivo intacto que conserva información valiosa sobre el sistema solar.
Gracias a estas investigaciones, el antiguo misterio sobre la diferencia entre sus dos caras queda resuelto.