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Economía
14/07/2025

Sector energético en alerta: medidas para evitar la falta de gas ante la nueva ola de frío

Sector energético en alerta: medidas para evitar la falta de gas ante la nueva ola de frío
A principios de julio, cuando las temperaturas alcanzaron niveles extremadamente bajos, se produjo un notable aumento en el consumo de energía que resultó en cortes de suministro, incluso en residencias.

En el contexto actual, caracterizado por días templados en el mes de julio, el sector energético de Argentina se encuentra en un proceso de monitoreo constante respecto a las condiciones climáticas futuras. Recientemente, un ejecutivo de una empresa gasífera, que participó en el Comité de Emergencia establecido por el Gobierno ante la crisis de abastecimiento de gas, indicó que se prevé la llegada de una segunda ola de frío en aproximadamente 15 días.

Este anuncio resuena en el sector, especialmente tras las dificultades experimentadas en días recientes, donde se registraron cortes en el suministro, lo que representa un riesgo considerable tanto para los usuarios como para la reputación del sistema de gas en el país. Desde el Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas) se ha informado que, aunque se anticipa un nuevo descenso de temperaturas, no se espera alcanzar los niveles de consumo récord observados durante los días de frío extremo a principios de julio. Las estimaciones oficiales sugieren que el consumo de los usuarios prioritarios, que incluye hogares, hospitales y escuelas, rondará los 80 millones de metros cúbicos diarios (MMm3d).

Este volumen se considera sostenible con los recursos disponibles, que abarcan la importación de gas natural licuado (GNL) por parte de Enarsa, la adaptación del sistema eléctrico hacia combustibles líquidos y la implementación de cortes programados a contratos interrumpibles, como los aplicados a las estaciones de gas natural comprimido (GNC). Además, se prevé que el line pack, un componente crucial del sistema, operará a su máxima capacidad durante el fin de semana.

La primera semana de julio fue especialmente crítica, con un consumo residencial que superó los 100 millones de metros cúbicos diarios, lo que constituyó un récord histórico. Esta situación se vio agravada por eventos técnicos en los yacimientos ubicados en la región de Vaca Muerta y una disminución abrupta en la oferta de gas. Las operadoras se vieron obligadas a invocar cláusulas de fuerza mayor debido a condiciones climáticas extremas que afectaron la producción. Se identificó una reducción del 5% en los contratos y una disminución de entre 7 y 10 millones de metros cúbicos por día en la zona de Neuquén, coincidiendo con un aumento en la demanda nacional.

El sector ha expresado la necesidad de establecer un “plan B” para afrontar futuras eventualidades. A pesar de las proyecciones que no indican un clima tan severo como el de la última ola polar, las empresas del sector continúan analizando la situación y consideran que es fundamental aprender de las experiencias pasadas. Si bien los cortes a contratos interrumpibles son una práctica habitual, la recurrencia de cortes a contratos firmes y a hogares en dos años consecutivos ha sido motivo de preocupación. Se argumenta que las decisiones oportunas son esenciales para mitigar el impacto de futuras crisis.

El exvicepresidente de Cammesa, Mario Cairella, ha manifestado que los problemas en el suministro de gas fueron tanto de carácter estructural como de gestión. Según Cairella, si bien hubo un evento climático extraordinario, también se evidenció una falta de coordinación entre las distintas entidades involucradas en el sistema energético. A su juicio, la falta de anticipación y acción coordinada por parte de la Secretaría de Energía y Cammesa contribuyó a la magnitud de la crisis.

En conclusión, el sector energético argentino se enfrenta a un desafío significativo ante la posibilidad de una nueva ola de frío. Las lecciones aprendidas de las experiencias recientes son cruciales para asegurar la estabilidad del suministro de gas y evitar cortes que puedan afectar a los usuarios residenciales y a la economía en general. La planificación y coordinación efectiva entre los distintos actores del sistema serán fundamentales para hacer frente a futuros eventos climáticos adversos.

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