Según han confirmado desde este sector, algunos exportadores locales han descartado las salidas desde el aeropuerto Benjamín Matienzo debido a las restricciones aerocomerciales. A esto, se suma el alto cuadro tarifario del flete que implica trasladar la mercadería a otra terminal aérea o marítima, situación que condiciona seriamente la economía del mercado.
Desde el sector local, Francisco Estrada, referente de la Asociación de Productores de Arándanos de Tucumán (Apratuc), ratificó que el panorama no cambiará hasta que Tucumán logre reconectar las vías aéreas con el resto del mundo.
Actualmente, la provincia cuenta sólo con vuelos comerciales a Buenos Aires y recientemente a Misiones.
Algunos exportadores tomaron la determinación de correr con el riesgo económico y trasladar la fruta hasta el aeropuerto de Ezeiza (Buenos Aires) para poder enviarlas a Estados Unidos, Europa y Medio Oriente. Otra opción arriesgada es llevar la mercadería tucumana hasta los puertos chilenos y aprovechar las conexiones marítimas que tiene el vecino país.
Así, Tucumán lograría exportar alrededor de 3.500 toneladas mientras que otras 3.000 se quedarán en el país durante la época de cosecha que se presenta en octubre y noviembre.