La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de recomendar el uso amplio de la vacuna contra la malaria o paludismo, en base a los resultados de un programa piloto que comenzó en 2019, y a través del cual ya se inmunizó a cerca de 800,000 niños en Kenia, Gana y Malawi.

La malaria es una enfermedad parasitaria que se contrae por la picadura de un mosquito. La OMS estima que hubo 229 millones de casos a nivel mundial en 2019, y más de 400,000 personas murieron ese año, 260,000 de ellas niños menores de 5 años en la región del Africa Subsahariana.

Según el organismo internacional, luego de aplicarse más de 2 millones de dosis de la vacuna Mosquirix, la primera contra esta enfermedad que es endémica en varias regiones del mundo, se ha observado una disminución significativa, de alrededor del 30%, en los casos graves y mortales de malaria.

Un artículo en la revista científica The Lancet indica que la vacuna, elaborada por el Instituto Jenner en la Universidad de Oxford, tiene una seguridad y eficacia altas, de más de un 77%.

Más de 100 países presentan casos de malaria, más de la mitad de la población mundial está en riesgo.

Cada año se diagnostican aproximadamente 2,000 casos de malaria en los Estados Unidos. La gran mayoría de estos casos son viajeros o inmigrantes que regresan de partes del mundo donde hay transmisión endémica de la malaria, como el Africa Subsahariana y el sur de Asia.

En Latinoamérica, 21 países tienen áreas endémicas de malaria. Venezuela es el país con más casos, entre 2015 y 2018 registró 1,255,299 casos. Y en 2017, el país fue el que tuvo más aumento de casos a nivel mundial.

Los países de la región que suman casi el 85% de los casos de malaria son: Venezuela, Colombia, Brasil y Perú.

La enfermedad es un gran drenaje para muchas economías nacionales, afectadas por la pérdida de vidas y los costos de salud. Dado que muchos países con malaria ya se encuentran entre las naciones más pobres, la enfermedad ayuda a mantener un círculo vicioso de enfermedad y pobreza.