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25/11/2021

Tu perro sabe cuando le mientes y actúa en consecuencia

Tu perro sabe cuando le mientes y actúa en consecuencia
En un experimento diseñado para determinar si los perros creen a los humanos, los animales han demostrado que son capaces de detectar cuándo se les está mintiendo y actuar en consecuencia.

Los perros son capaces de muchas hazañas. Y una que se ha demostrado en un artículo científico es la de no dejarse engañar. En un experimento diseñado para determinar si los perros creen a los humanos, los animales han demostrado que son capaces de detectar cuándo se les está mintiendo y actuar en consecuencia.

Ojo, porque los perros son capaces de saber cuándo se les miente a propósito, no cuando un humano está equivocado. Que es un matiz que puede parecer menor, pero es fundamental. Vamos a explicar el experimento para que esto se entienda bien.

Un equipo de investigadores del Centro de Investigación Messerli en Viena diseñaron un experimento para comprobar si los perros modifican su comportamiento cuando un humano les miente. Para que no hubiese ningún sesgo, seleccionaron 260 perros de todas las edades que pudieron conseguir, y más de 12 razas distintas para que esto tampoco fuese un factor.

Basaron el diseño en un que ya ha dado resultados con infantes humanos y con grandes simios. Los perros se encontraban en una habitación con dos humanos, dos cubos y una ración de comida. Uno de los humanos, al que podemos llamar “gestor” se encargaba de cambiar la comida de lugar, y el otro humano, el comunicador, le decía al perro dónde estaba la comida.

El trabajo del gestor era sencillo: cuando el perro llegaba a una sala, la comida estaba en un cubo, y el trabajo del gestor era cambiar la comida de cubo en un determinado momento en la mitad de los experimentos. El trabajo del comunicador era distinto en el primer experimento y en el segundo. En el primer experimento el comunicador se quedaba en la sala, veía si se cambiaba la comida o no, se acercaba al cubo, comprobaba dónde estaba la comida, y se lo decía al perro.

Esto es importante: siempre, siempre, les decía a los perros la verdad. Siempre les señalaba el cubo que realmente contenía la comida.

Una vez establecido este sistema, la cosa cambiaba un poco, y se daban dos situaciones. Al llegar a la sala, todo seguía igual: el gestor con los cubos, una ración de comida, el comunicador y un perro. En la primera versión, el comunicador se quedaba en la sala, y veía si el gestor cambiaba o no la comida. Pero siempre, pasase lo que pasase, le decía al perro que la comida estaba en el primer cubo sin acercarse a los cubos a comprobarlo. Es decir, la mitad de las veces decía la verdad y la otra mitad de las veces mentían, pero sabiendo que mentía.

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