“Los datos muestran que, en efecto, disminuye la capacidad de la vacuna (contra el COVID-19) para ejercer una buena neutralización frente a ómicron”, afirmó Marco Cavaleri, jefe de estrategia de amenazas biológicas para la salud y vacunas de la Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés).

“Una dosis de refuerzo es sin duda capaz de restablecer un nivel bastante alto de protección frente a la enfermedad sintomática”, dijo más tarde en la misma sesión informativa.

La directora ejecutiva de la EMA, Emer Cooke, indicó que el organismo de control está preparado para la posibilidad de que las vacunas contra el COVID-19 deban ser modificadas para combatir la variante.

“No hay respuesta a si necesitaremos adaptar las vacunas”, dijo en la rueda de prensa.

Cooke agregó que la EMA necesita más datos sobre la eficacia de la vacuna, la transmisibilidad de la variante y la gravedad de la enfermedad que provoca.

Según señaló, cuando la EMA dio luz verde reglamentaria hace un año a la vacuna desarrollada por Pfizer-BioNTech, la primera en la región, no pensó que ahora seguiría habiendo una pandemia.

La UE tiene capacidad para fabricar 300 millones de dosis de vacunas al mes, ya que los fabricantes de medicamentos han aumentado la producción para satisfacer la creciente demanda de los 450 millones de habitantes del bloque, comentó.