Yousafzai hablaba a las puertas del Parlamento sueco, donde se unió a las activistas medioambientales Greta Thunberg y Vanessa Nakate en una de las protestas del colectivo Fridays for Future que se celebran allí cada semana desde 2018 y que han desencadenado un movimiento global.
En 2012, la joven, que ahora tiene 24 años, sobrevivió a un disparo en la cabeza de un pistolero talibán paquistaní después que fuera el objetivo de su campaña contra los esfuerzos de los talibanes por negar la educación a las mujeres. Posteriormente se convirtió en la receptora más joven del Premio Nobel de la Paz por su defensa de la educación.
“Debido a acontecimientos relacionados con el clima, millones de niñas pierden el acceso a las escuelas. Acontecimientos como las sequías y las inundaciones tienen un impacto directo en las escuelas, se producen desplazamientos debido a algunos de estos acontecimientos”, dijo Yousafzai en una entrevista.
“Por ello, las niñas son las más afectadas: son las primeras en abandonar las escuelas y las últimas en regresar”.
Durante la manifestación, Yousafzai relató la historia de cómo su propia educación se vio interrumpida por el cambio climático al inundarse su escuela y muchas otras de la localidad.
Tanto Yousafzai como Nakate y Thunberg destacaron cómo las mujeres, especialmente las de los países en desarrollo, se vieron afectadas de forma desproporcionada por la crisis climática y pueden ser parte de la solución si se les capacita mediante la educación.
“Cuando las niñas y las mujeres reciben educación, ayudan a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, ayudan a crear resiliencia y también ayudan a reducir las desigualdades existentes a las que se enfrentan tantas mujeres y niñas en diferentes partes del mundo”, dijo Nakate, una activista de 25 años de Uganda.