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25/06/2022

Cómo prevenir las muertes infantiles asociadas al sueño

Cómo prevenir las muertes infantiles asociadas al sueño
El síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) es la muerte repentina e inesperada de los niños menores de 1 año.

Las tasas de SMSL se redujeron considerablemente en todo el mundo desde que los profesionales comenzaron a compartir consejos sobre cómo dormir al bebé y qué cuidados se debían tener en ese entorno. Recientemente, la Academia Estadounidense de Pediatría (AAP) actualizó esa lista de recomendaciones en un informe publicado en Pediatrics.

Los expertos aseguran que el SMSL tiene un mayor riesgo de ocurrir entre los dos y cuatro meses de edad, afecta más a los niños que a las niñas y suele darse durante el invierno.
Son muchas las causas responsables de las muertes neonatales, como partos prematuros, complicaciones relacionadas con el parto (incluida la asfixia perinatal), infecciones y defectos congénitos.

Desde el final del período neonatal y durante los primeros 5 años de vida, las principales causas de muerte son la neumonía, diarrea, defectos congénitos y paludismo. “La malnutrición es el factor concomitante subyacente que agudiza la vulnerabilidad de los niños a las enfermedades graves”, informa la Organización Mundial de la Salud ( OMS).

En las últimas décadas se observó un descenso importante en el número de muertes de recién nacidos (pasó de 5 millones en 1990 a 2.4 millones en 2019). Muchos expertos coinciden en que esto se debe a que las autoridades sanitarias comenzaron a compartir consejos sobre cómo dormir a los bebés, principalmente al recomendar que duerman en posición supina (espalda).

Aunque adoptar esta posición para reducir el riesgo de SMSL parece una obviedad, durante mucho tiempo no solo no se recomendaba, sino que tampoco se ponía en práctica en los hospitales.

Un trabajo publicado en 2003 en Anales Españoles de Pediatría realizó encuestas en 213 hospitales de América Latina y el Caribe para conocer cómo se acostaba a los recién nacidos.

Los autores se encontraron con los siguientes resultados: en 18 (8.5%) se acostaba a los niños sanos boca abajo, en 104 (48.8%) de costado, en 53 (25.2%) boca arriba y en 37 (17.5%) no se adoptaba una posición definida o las respuestas fueron inconsistentes.

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