Tras las dimisiones de más de 30 funcionarios de alto nivel y de ministros de menor rango que afirmaron que no está capacitado para gobernar, y con muchos parlamentarios de su Partido Conservador en abierta rebelión, algunos ministros del gabinete fueron a Downing Street para decirle a Johnson que tenía que irse, según una fuente.
Uno de ellos incluso le animó a que lleve adelante una salida digna fijando su propio calendario en lugar de enfrentar una moción de censura.
Sin embargo, a pesar del clamor para que dimita, Johnson seguía centrándose en los asuntos importantes, dijo una fuente gubernamental tras su reunión con miembros de su gabinete.
“No voy a dimitir y lo último que necesita este país, francamente, son elecciones”, dijo Johnson más temprano a una comisión parlamentaria.
Johnson también se negó a decir si trataría de permanecer en el puesto incluso si perdiera un voto de confianza de sus propios parlamentarios, algo que podría darse la semana que viene si se cambian las reglas del partido, que solo permiten un desafío de este tipo al año. El mes pasado ganó por poco margen una votación similar.
“El primer ministro está avergonzando al Partido Conservador y mostrando desprecio por el electorado”, dijo un legislador de alto rango del partido, que habló bajo condición de anonimato.
Las dimisiones el martes de sus ministros de Sanidad y Hacienda desencadenaron una oleada de salidas, y muchos parlamentarios conservadores dijeron abiertamente que querían que Johnson se fuera, cuestionando su aptitud para gobernar así como su integridad.
Antes, intentó reafirmar su autoridad nombrando con rapidez como ministro de Finanzas a Nadhim Zahawi, una estrella emergente del Partido Conservador a la que se atribuye el éxito de la implantación de las vacunas contra el COVID-19. Sin embargo, Johnson enfrentó una respuesta brutal en el Parlamento.