Estas islas, que forman parte del reino de los Países Bajos pero tienen autonomía, en principio negociaban en bloque la restitución de conexiones.
Pero luego que las conversaciones no avanzaron durante un encuentro sostenido el 31 de enero, Curazao dio un paso al frente.
Durante un consejo de ministros se decidió la víspera “proponerle a Venezuela para que la reapertura de la frontera marítima y aérea se realice el lunes 3 de abril”, según un comunicado.
“Los detalles técnicos se discutirán entre Curazao y Venezuela si está de acuerdo con la fecha que propone el gobierno de Curazao”.
El canciller venezolano Yvan Gil saludó esta “decisión que contribuye al desarrollo económico, la interacción social y el fortalecimiento de nuestros lazos históricos”.
– El cierre –
El intercambio comercial con las islas, también conocidas como las ABC, rondó en promedio unos 200 a 300 millones de dólares entre 2010 y 2019, cuando el gobierno venezolano ordenó el cierre de la frontera.
La orden vino en un momento de alta tensión, en febrero de ese año, para impedir la entrada por mar de ayuda humanitaria en medio de la crisis social reinante.
Curazao servía de centro de acopio de esa asistencia, en un momento de severa escasez de fármacos y una hiperinflación que dificultaba la compra de alimentos y otros bienes esenciales. Dos cargueros con rumbo a Venezuela quedaron varados en esa isla ante la amenaza de ser atacados por la Armada venezolana si entraban en aguas soberanas de ese país.
El gobierno aseguraba en ese entonces que esa asistencia formaba parte de un plan externo de invasión para derrocarlo. Bloqueó igualmente el ingreso de unas 600 toneladas de ayuda almacenadas en Cúcuta, Colombia, país con el que también rompió relaciones diplomáticas y cerró por completo sus fronteras terrestres.
El vínculo con Bogotá se restableció en agosto tras la llegada al poder del izquierdista Gustavo Petro.