China considera Taiwán, una isla de gobierno democrático, como su propio territorio y ha incrementado la presión militar, política y económica para hacer valer esas reivindicaciones. La visita, políticamente delicada, tendrá lugar en un momento en el que Berlín está revisando sus estrechos lazos con Pekín.

Una visita a Taiwán en enero de una delegación de legisladores de alto rango del partido de los Demócratas Libres (FDP), el partido más pequeño de la coalición tripartita del Canciller Olaf Scholz, provocó las protestas chinas.

Bettina Stark-Watzinger, también del FDP, iniciará su visita a principios de la próxima semana, informó un portavoz del ministerio.

Una fuente con conocimiento directo de la visita dijo que Stark-Watzinger no verá a la presidenta de Taiwán, Tsai Ing-wen, por instrucciones del gobierno alemán para evitar irritar demasiado a China. La fuente subrayó que el viaje es una visita de trabajo para discutir áreas bajo la cartera de Stark-Watzinger y no directamente para enviar un mensaje de apoyo germano a Taipéi.

Scholz reiteró antes de un viaje previsto a Japón el sábado que apoya la llamada política de “una sola China” de Pekín. No obstante, Berlín mantiene contactos a bajo nivel con Taiwán.

Tsai se reúne con la mayoría de los funcionarios y legisladores extranjeros de alto rango que la visitan, aunque no con todos.

En una rueda de prensa celebrada en Berlín, el portavoz del Ministerio de Educación declaró que la agenda de la visita de Stark-Watzinger también incluirá la investigación sobre baterías y las cadenas de suministro.