Se estima que afecta al 1.5% de la población mundial, mientras que en Latinoamérica existen aproximadamente 34 millones de personas con discapacidad permanente y 140 millones con discapacidad temporal a causa de las enfermedades reumáticas. A pesar de esta incidencia, existen muchas dudas o creencias erróneas alrededor de esta enfermedad. Aquí repasamos los mitos más comunes sobre la AR.
Mito 1: El dolor de articulaciones siempre es artritis
Es común creer que todo dolor de articulación es definitivamente artritis, pero lo cierto es que existen otros factores que pueden estar causando ese malestar, por ejemplo:
Bursitis: es la hinchazón e irritación de una bursa, especie de saco lleno de líquido que actúa como amortiguador entre los músculos, tendones y huesos.
Lesiones o dolores musculares.
Tendinitis: inflamación del tendón, tejido que conecta el músculo con el hueso.
Mito 2: AR es lo mismo que artrosis
Aunque muchas veces se usen como sinónimo, la artrosis y AR no son lo mismo. Mientras que la primera ocurre por una lesión o por el desgaste normal de las articulaciones al envejecer, la AR sucede cuando el sistema inmunitario ataca el revestimiento de las articulaciones, especialmente en las manos, muñecas y pies. También puede afectar el corazón, pulmones y ojos.
Es probable que esta confusión se deba a que algunas personas con AR también tienen artrosis.
Mito 3: Solo existe un tipo de artritis
Muchas veces se habla de la artritis como si fuera una única afección, pero esto no es correcto. Además de la AR y de la artrosis, existen más de 100 enfermedades y afecciones reumáticas, los tipos más comunes son:
Osteoartritis: es un desgaste de las articulaciones que recubren el cartílago liso, se ha considerado durante mucho tiempo una forma no inflamatoria de artritis, aunque actualmente se han reconocido algunas células inflamatorias presentes en esta afección.
Gota: se caracteriza por una acumulación de ácido úrico, que puede formar cristales en las articulaciones, especialmente en el dedo gordo del pie, aunque también se puede localizar en las manos, muñecas o rodillas. Los cristales activan una respuesta inflamatoria temporal que puede volverse crónica.
Artritis psoriásica: puede afectar las rodillas, tobillos, muñecas o dedos. Se estima que aproximadamente 30% de las personas con psoriasis (una afección autoinmune que causa parches elevados de piel escamosa) desarrollan artritis psoriásica.
Enfermedad por depósito de pirofosfato de calcio (CPPD o pseudogota): en la CPPD, cristales de calcio se depositan en las articulaciones, especialmente en la rodilla, muñeca, hombro, tobillo o codo. Al igual que los cristales de ácido úrico en la gota, estos pueden hacer que el cuerpo responda con inflamación, que con el tiempo puede volverse crónica.