Ahora les llaman Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP, según sus siglas en inglés) y no generan urticaria entre los puristas que calificaban de desquiciados a todos los que tenían la osadía de hablar sobre un posible contacto con seres de otros mundos.
Lo cierto es que hay científicos con largas trayectorias dedicados al estudio de los UAPs y hasta la Armada de Estados Unidos ha emitido lineamientos que animan a los pilotos a reportar cualquier avistamiento curioso, confuso o inexplicable durante sus vuelos.
Uno de esos investigadores interesados en los UAPs es Garry Nolan, profesor de Patología de la Universidad de Stanford. Como buen patólogo, la mayoría de sus 300 artículos se centran en el estudio de enfermedades. Pero también tiene 10 años escudriñando el cerebro de personas que aseguran haber visto los famosos Fenómenos Aéreos no Identificados.
Su robusta reputación académica lo salva de ser etiquetado como un científico loco. Nolan tiene 40 patentes registradas, ocho firmas de biotecnología y fue reconocido como uno de los 25 inventores más sobresalientes de Stanford.
En una entrevista reciente con la revista Motherboard, de la publicación Vice, Nolan reconoció que siempre ha sido un ávido lector de ciencia ficción y ese interés le hizo estar atento a los relatos sobre OVNIS en las redes sociales.