Tras el encuentro, Biden se dijo “optimista sobre el hecho de que existe un camino hacia un acuerdo presupuestario bipartidista responsable si ambas partes negocian con buena fe”, informó la Casa Blanca en un comunicado. Pero para Kevin McCarthy, líder de la mayoría republicana que controla la Cámara de Representantes, queda “mucho trabajo” por hacer.
La cita duró menos de una hora. Antes, Biden, la vicepresidenta Kamala Harris, y los dirigentes opositores, posaron para las cámaras en la oficina Oval de la Casa Blanca.
Señal de que las tratativas son difíciles, Biden acortará un importante viaje a Asia esta semana y regresará el domingo a Washington para seguir negociando con los republicanos, según dos fuentes conocedoras de su agenda.
El presidente estadounidense cancela así los viajes a Australia y Papúa Nueva Guinea, pero tiene la intención de asistir a la próxima reunión del G7 en Japón, añadieron las fuentes, que han pedido el anonimato.
Demócratas y republicanos no se ponen de acuerdo sobre este aumento de la capacidad de emisión de deuda de Estados Unidos, a pesar de que es indispensable para que el país honre sus pagos a acreedores, proveedores, pague salarios de los funcionarios públicos y las pensiones.
Subir el límite de la emisión de deuda suele ser un trámite rutinario en el país, que usa este sistema desde hace décadas.
Pero esta vez los congresistas no se ponen de acuerdo porque ninguna de las partes quiere dar su brazo a torcer.
Los republicanos se niegan a autorizar un incremento o la suspensión del tope de la deuda a no ser que el gobierno acepte recortes draconianos del gasto público.