La primera chance concreta del encuentro fue para los cordobeses, a los 7′: tras un córner, el balón derivó en Pérez, quien enganchó ante Advíncula dentro del área y, cuando remató, se encontró con el cruce providencial de Carlos Izquierdoz.
El partido continuó siendo físico y extremadamente parejo, pero los de Battaglia lograron acomodarse al asedio y empezaron a conseguir algunas conexiones, a partir de apariciones puntuales de Ramírez o Cardona, al menos generando un par de pelotas paradas en las que amenazaron. A los 38′, un remate apurado del enganche colombiano fue lo más incisivo de los de la Ribera.
Los más desequilibrantes de ambas escuadras tuvieron pocos espacios o juego limpio para sacar ventaja de sus cualidades. Valoyes recién halló un hueco a los 41 minutos de la etapa inicial y probó: a Rossi le picó antes y alcanzó a desviar, no sin zozobra.
En la segunda parte el duelo continuó siendo igual de intenso y cortado. Un centro desde la derecha que cabeceó Vázquez y un desborde de Fabra por izquierda forzaron sendas intervenciones de Komar para extinguir el peligro. Fueron acciones puntuales, flashes en un partido chato, en el que ambos priorizaron la lucha, sin fluidez.
El encuentro ofreció un quiebre a los 21′, con la expulsión a Juan Ramírez por doble amarilla. sirvió como un despertador para la T, que se adelantó en el campo y asumió una postura más agresiva en la búsqueda. A los 25′, Martino envió el centro, que conectó mordido Fértoli, totalmente solo, en la chance más clara del cotejo hasta el momento.
La T empujó, con centros, amor propio, ante un Boca que se defendió, soñando con alguna contra de Villa. Pero el tiempo neto de juego continuó siendo exiguo, a la par del miedo al error evidenciado por los dos conjuntos.
Y Boca, a los 48, con un cabezazo solitario de Rojo, casi termina dando el golpe. Y, en los penales, otra vez Rossi se destacó, como en la serie frente a River.
Así, luego de dejar en el camino a Claypole, Defensores de Belgrano, River, Patronato de Paraná, Argentinos Juniors y Talleres en la final, el Xeneize se convirtió en tricampeón de la Copa Argentina (antes la alzó en 2012 y 2015), con Juan Román Riquelme como espectador desde un palco.
De esta forma, dejó atrás días agitados por el conflicto que se desató a partir de la “intoxicación” de Cardona, Villa y Zambrano. Y se apuntó la tercera vuelta olímpica desde la asunción de Román al frente del fútbol.