Boca Juniors inició una nueva etapa. Tras una semana de licencia para descomprimir tensiones internas, el plantel profesional volvió a los entrenamientos en Ezeiza, aunque aún sin la presencia de Miguel Ángel Russo, el entrenador elegido por Juan Román Riquelme para conducir al equipo en esta nueva etapa.

La práctica se desarrolló también sin Mariano Herrón, quien no seguirá al frente del equipo tras los cortocircuitos vividos en las últimas semanas con parte del plantel. Ante este panorama, Riquelme designó de forma provisoria a los preparadores físicos Cristian Cisneros y Leandro Aquino para que supervisen los trabajos hasta la llegada del nuevo DT.

Russo, de 69 años, mantuvo esta mañana una reunión con los dirigentes de San Lorenzo para formalizar su renuncia. Sin embargo, algunos detalles legales aún no resueltos impidieron su presentación oficial en el Xeneize, retrasando así su tercera etapa como técnico del club.

La dirigencia espera que el conflicto se destrabe este mismo miércoles y que Miguelo pueda tomar el mando del plantel. Una vez instalado, se reunirá con el Consejo de Fútbol para definir los refuerzos de cara al Mundial de Clubes, competencia que Boca afrontará como subcampeón de América.

En ese sentido, el club ya tiene en carpeta a Marco Pellegrino, Aníbal Moreno y Marino Hinestroza, quienes son seguidos de cerca por la dirigencia para potenciar el equipo en posiciones clave.

Russo tendrá además la ventaja de reencontrarse con jugadores que ya dirigió en su ciclo anterior en Boca, como Marcos Rojo, Luis Advíncula, Frank Fabra, Exequiel Zeballos, Javier García y Esteban Rolón, lo que podría acelerar su adaptación al grupo.

El ciclo de Russo, que en 2020 condujo al Xeneize a la conquista de la Superliga y la Copa Diego Maradona, se reabre en medio de cambios y desafíos, con el Mundial de Clubes como gran objetivo.