Y Boca no pudo con Fluminense, cayó de pié en el mítico estadio carioca por 2 a 1 en tiempo suplementario.

Y no pudo porque el equipo repitió los mismos tics de la época de ALMIRÓN, del que pareciera que acabó con la paciencia de los hinchas y de las autoridades del club.

En la cancha se vió un equipo, el brasilero, que tenía un patrón de juego y que lo había mantenido durante todo el “brasilerao” y también en la ronda que lo llevó a la final de la Copa.

Del otro conjunto, Boca Juniors, se vio nuevamente un equipo armado sin repetir formaciones anteriores, salvo Chiquito Romero al que se lo considera inamovible en su puesto.

Es decir que durante todo el torneo local y también en la clasificación los xeneixes jugaron sin una formación que se repitiera de un partido a otro, lo que lleva a una inquietud innecesaria a los propios jugadores,

Y así en este encuentro parecía que Almirón había parado un equipo a para empatar y jugarse en los penales. Seguramente es injusto decir esto pero los jugadores no tiraban al arco, buscaban siempre una jugada más, y terminaban si  la pelota o retrocediendo hasta el propio campo.

Lo de Advíncula pareció de otro partido, cuando debería haber sido una constante del equipo.

Los pelotazos al otro campo a disputar la pelota con el adversario solo revelan que no se tiene, o no se mostró un esquema de juego.

La movilidad que se le imprimió al partido luego del empate en uno solo fue un espejismo.

Así le fue al no-equipo, mejor dicho la formación que salió a disputar el partido t así llegó el resultado lógico.

Ahora sin la clasificación para la próxima Libertadores sin asegurar plantea un horizonte oscuro, especialmente para el plantel actual, ya que Boca Juniors tiene una cantidad de jugadores para enfrentar los desafíos de tres torneos simultáneamente.

Y si no hay clasificación eso no sucederá.