En una presentación, los fiscales federales dijeron que estaban “negociando mejoras” con empresas como JBS con un desempeño “insatisfactorio y empeorado” en la auditoría, que analizó las transacciones de ganado entre enero de 2018 y junio de 2019.
En un comunicado, JBS sostuvo que la auditoría cambió algunos de sus criterios, impactando en los resultados. Pero los fiscales dijeron que nada cambió en su metodología o en la forma de auditar a las empresas.
JBS también reconoció la necesidad de implementar “medidas adicionales para reforzar su trabajo de diligencia debida en el estado” y dijo que invertiría 5 millones de reales (cerca de 910.000 dólares) para mejorar la sostenibilidad de su cadena de suministro.
La auditoría no encontró irregularidades relacionadas con las compras de ganado de Minerva, el mayor exportador de carne de vacuno de Sudamérica y un rival clave de JBS, según la presentación.
La ganadería es uno de los principales motores de la deforestación de la selva amazónica y los resultados de la auditoría se suman a la creciente preocupación de que JBS esté contribuyendo a la destrucción al comprar ganado procedente de tierras taladas ilegalmente.
El Amazonas, la mayor selva tropical del mundo, es un baluarte crucial contra el cambio climático debido al carbono que absorbe y almacena.
JBS y otros grandes empacadores de carne llegaron a un acuerdo con los fiscales en 2013, por el que las empresas acordaron no comprar ganado de ranchos que fueron desbrozados ilegalmente desde 2008 o que de alguna manera estaban en la lista negra de delitos ambientales.
Las empresas también acordaron dejar de comprar animales a los ganaderos incluidos en la lista negra por participar en el trabajo esclavo, ocupar tierras indígenas y violar las reservas ambientales.