La Semana Santa representa el proceso de ocho días que inicia con el Domingo de Ramos y termina con el Domingo de Resurrección, la última semana de la Cuaresma. Se transforma en un espacio para dedicarse a la oración y la reflexión. En ese marco, el arzobispo de Tucumán, Monseñor Carlos Sánchez, dejó su mensaje para los tucumanos.

“Feliz inicio del triduo pascual a todos los tucumanos y que podamos meternos en este triduo pascual con profunda fe, contemplándolo a Jesucristo que recorre su pasión, muerte y resurrección. Y que nosotros podamos no tan solo acompañar a Jesús sino dejarnos acompañar por él. Que podamos vibrar con Jesús”, dijo Monseñor.

El arzobispo destacó la celebración este jueves de la misa crismal que sirve para renovar la consagración de los sacerdotes de la Arquidiócesis. Y dijo que la intención es que “podamos vibrar esta tarde con la última cena, contemplando el Jueves Santo a Jesucristo que entrega su cuerpo, que derrama su sangre en ese pedacito de pan y en ese poco de vino que es la Eucaristía”.

“Que esta comunión con Cristo nos lleve a la comunión con los hermanos, por eso es también el Día de la Caridad”, aseguró-

“Y el Viernes Santo cargar con Jesús la cruz de cada día, poder acompañarlo y dejarnos acompañar, dejarnos consolar por su amor misericordioso. Que nadie se sienta abandonado del Señor, que se sepa siempre amado por Jesús que entrega su vida por amor a nosotros. Para que nosotros tengamos vida en abundancia”, resaltó.

“Y que el Sábado Santo podamos estallar en alegría poque la piedra no tan solo ha sido movida, sino que se ha reventado esa piedra del sepulcro, porque la vida de Cristo se quiere derramar en toda la humanidad. Y que esa luz de Cristo nos ilumine para que no pifiar el camino”, indicó

Por último, les deseó Felices Pascuas de Resurrección a los tucumanos y los invitó a que “se dejen amar por el Señor, que se dejen conducir por la fuerza del amor de Cristo y que nuestra fe sea la que nos sostenga en el momento arduo y difícil que nos toque vivir. Él es nuestra paz, nuestra alegría y la fuente de nuestra fuerza espiritual”.