Según la investigación de la Unidad Fiscal de Robos y Hurtos, dirigida por Héctor Fabián Assad, la acusada actuó con premeditación. Todo comenzó a las 17.30, cuando observó a una vecina que, al salir de su domicilio de la calle Yapeyú, dejó las llaves escondidas cerca de la puerta de acceso. La sospechosa aprovechó la situación, ingresó a la casa y sustrajo una cartera con dinero en efectivo y documentación personal.
Unas horas más tarde, alrededor de las 19.15, la mujer se dirigió a un comercio de la zona y utilizó una tarjeta de crédito robada para efectuar distintas compras por un total de $55.000. Incluso regresó al mismo local una hora después para intentar una nueva operación, pero esta vez la empleada notó irregularidades, alertó a la propietaria y dio aviso a la policía, que concretó la aprehensión.
Durante la audiencia celebrada este martes, la auxiliar fiscal Graciela Macció le atribuyó tres hechos cometidos con pocas horas de diferencia. La mujer fue imputada como presunta autora de hurto agravado por el uso de llave verdadera hurtada, en concurso real con el delito de estafa especial y estafa en grado de tentativa.
“Estamos ante un concurso real de hechos cuya pena sería alta, esto sumado a los antecedentes que la imputada tiene en otras causas por ilícitos contra la propiedad. No hay que perder de vista las características del hecho, donde la acusada ingresa al domicilio haciéndose de elementos de valor”, expresó la investigadora, quien solicitó prisión preventiva por dos meses para garantizar el proceso judicial.
El juez interviniente, sin embargo, rechazó la prisión preventiva y dispuso medidas de coerción de menor intensidad por el plazo de seis meses, dejando a la acusada en libertad bajo restricciones mientras avanza la causa.