Los ganaderos podrán hacer lo que quieran con su ganado después de cumplir con las cuotas estatales y con la garantía de que no se producirá una reducción de los rebaños, dijo el diario del Partido Comunista, Granma, a última hora del martes.
En 1963, el gobierno prohibió a los cubanos sacrificar sus vacas o vender carne y subproductos sin permiso del Estado, después de que el paso de un huracán acabara con el 20% del ganado de la isla.
El número de reses y la producción de leche mejoraron hasta 1989, cuando se produjo el derrumbe de la Unión Soviética. Desde entonces, las cabezas de ganado se han mantenido estancadas en torno al 70% del nivel de 1963, y las importaciones de leche en polvo han aumentado.
Los economistas cubanos afirman que la desregulación del sector agrícola podría ayudar a impulsar la producción.
Cuba importaba más del 60% de los alimentos que consumía antes de que las nuevas sanciones de Estados Unidos -que se sumaron a las décadas de embargo comercial- y la pandemia del COVID-19, que diezmó el turismo, la dejaran sin efectivo para compra insumos agrícolas, desde combustible y piensos hasta pesticidas, y mucho menos alimentos.
El crecimiento económico se contrajo un 11% en 2020 y las importaciones un 40%, según el gobierno.