En el siglo XXI ya debería estar erradicada sin embargo la caza furtiva sigue representando un grave peligro para multitud de especies protegidas. Para algunas de estas especies, como por ejemplo para el rinoceronte, las capturas ilegales se han convertido en su principal amenaza, un problema que no parece disminuir a pesar de los esfuerzos de los países implicados. Legislaciones más duras, el aumento de las penas, unidas a las nuevas tecnologías de seguimiento y la estrecha vigilancia sobre los animales en peligro de extinción han conseguido éxitos parciales en diferentes regiones, aunque en algunas regiones el problema lejos de desaparecer, crece cada año.
Durante los seis primeros meses de este año 2021, los cazadores furtivos han matado al menos a 249 rinocerontes en Sudáfrica, 83 más que en el mismo periodo del año pasado.De 2010 a 2019, se registraron 9.600 muertes de rinocerontes por culpa de la caza furtiva, unas cifras nada halagüeñas que apuntan a que, si esta tendencia se mantiene, el rinoceronte sudafricano podría extinguirse en esta misma década.
Junto a los métodos convencionales están surgiendo nuevas ideas que intentan aportar enfoques originales y diferentes para atajar el problema. Aquí destaca el “Proyecto Rhisotope” diseñado para utilizar una pequeña cantidad de material radiactivo, inofensiva para los rinocerontes, pero suficiente para poder ser registrada por los actuales detectores.
Más de 11.000 detectores radioactivos se encuentran repartidos por los puertos, estaciones y aeropuertos de todo el mundo y el objetivo del proyecto es precisamente reducir las posibilidades de comercio, disuadiendo así la actividad furtiva. En la web oficial lo expresan de manera sencilla y directa: “No comprar, no morir”. A pesar de que el comercio de cuerno de rinoceronte es ilegal y está prohibido internacionalmente, aún existen demasiados países que impulsan la venta ilícita de cuernos, países como Vietnam, China, Camboya, Croacia y Corea del Norte, por nombrar algunos. El polvo resultante de moler cuerno de rinoceronte sigue presente en la ridícula y peligrosa medicina tradicional que lo utiliza con supuestos fines terapéuticos y afrodisiacos.