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29/07/2022

Demencia vascular: qué es y cómo se previene

Demencia vascular: qué es y cómo se previene
Se conoce como demencia vascular a la pérdida gradual y permanente del funcionamiento cerebral.

Es causada por una serie de pequeños accidentes cerebrovasculares (ACV) durante un período de tiempo prolongado. Estos reducen el flujo sanguíneo a varias regiones del cerebro, privándolas de oxígeno y nutrientes. La demencia vascular es la segunda causa más común de demencia, después del Alzheimer, y afecta la memoria, pensamiento, lenguaje, juicio y comportamiento. Aquí puedes conocer esta afección en detalle.

Cuáles son los síntomas de la demencia vascular
La demencia es un síndrome, es decir, un grupo de signos y síntomas que se caracterizan por la alteración cognitiva, llevando a una pérdida de la autonomía y necesidad de ayuda o supervisión para desenvolverse y concretar actividades cotidianas.

Cuáles son los factores de riesgo de un ACV

Los expertos advierten que los síntomas de la demencia vascular pueden manifestarse gradualmente o progresar tras cada pequeño ACV. A su vez, estos síntomas dependerán del área del cerebro que se vea afectada. Entre los más comunes podemos encontrar:

Cambios a nivel anímico, como perder el interés por realizar actividades que antes se disfrutaban.

Cambios en el comportamiento y la personalidad.

Dificultad para realizar tareas que solían ser fáciles, como aprender nueva información, llevar un registro de los gastos cotidianos, participar de juegos o utilizar dispositivos electrónicos.

Extraviar objetos.

Perderse o desorientarse en caminos o trayectos cotidianos.

Pérdida de las destrezas y códigos sociales.

Problemas para recordar nombres, lugares o fechas familiares.

A medida que la demencia empeora, la dependencia aumentará y las señales pueden ser más obvias:

Agitación.

Alejarse de los demás.

Alucinaciones.

Cambios en los patrones de sueño.

Comportamiento violento.

Delirios.

Depresión.

Hablar de forma confusa o no poder pronunciar las palabras correctamente.

Imposibilidad de reconocer el peligro.

Perder la noción de quién es uno, olvidando hechos de la vida personal.

Problemas para leer o escribir.

Problemas para realizar tareas básicas, como cocinar, elegir ropa, o manejar.

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