En el operativo efectuado el jueves por la gendarmería nacional (policía militarizada) fueron incautadas más de 100 toneladas de productos: 55 toneladas de cigarrillos, 50 toneladas de etiquetas, filtros, papeles, envoltorios, así como 18 toneladas de residuos de tabaco y desechos de cigarrillos.

El precio de reventa del tabaco clandestino secuestrado fue valuado en 13,7 millones de euros (14,8 millones de dólares), según la gendarmería.

En diciembre de 2021, las aduanas francesas de Poincy, en la región parisina, habían descubierto una primera fábrica clandestina de cigarrillos. Luego hallaron otros dos lugares: uno para preparar los paquetes en La Longueville (norte) y uno de almacenamiento en la misma Poincy.

El 12 de enero, alertados a fines de 2022 por la Oficina Europea de Policía (Europol) de la presencia de un contrabando internacional de cigarrillos en la zona industrial de Saint-Aubin-les-Elbeuf, cerca de Ruan, los gendarmes franceses descubrieron allí una gran fábrica.

El lugar incluía un espacio de alojamiento con un dormitorio común con unas quince camas y una pequeña cocina.

Nueve personas, de entre 21 y 55 años, todas extranjeras, fueron detenidas. La mayoría de ellas era de nacionalidad moldava.

Los detenidos fueron presentados este domingo ante la justicia en París, que dictó el procesamiento de todos. Cuatro quedaron en prisión y los otros cinco fueron colocados bajo control judicial.

Las enormes ganancias generadas por el mercado de los cigarrillos clandestinos atrae la atención de organizaciones criminales especializadas a menudo en los estupefacientes.

Las organizaciones criminales de Europa del Este, desde los países bálticos hasta los Balcanes, tienen el control del contrabando de tabaco.

Establecidas antes en Ucrania y luego en Polonia, las fábricas comenzaron a ser trasladadas al oeste de Europa, por ejemplo a Bélgica.