Acosta trabaja desde hace varios en la empresa textil y el pasasdo lunes por la tarde se presentó en lugar a trabajar ya que la notificación de su despido fue solo verbal. Al llegar al portón principal de la fábrica una columna de efectivos de infantería y móviles policiales le impidieron el acceso.

“Me despidieron verbalmente y sin causa. Desde la empresa me dijeron que hasta era un trabajador eficiente, por eso yo quiero saber: por qué no me dejan entrar a trabajar; hay un supuesto despido, pero nada oficial”, destacó el operario.

El trabajador llegó hasta el lugar acompañado de su familia y de su hijo de 10 años quien está postrado en una silla de ruedas ya que que padece una discapacidad debido a una enfermedad neurodegenerativa, el síndrome IRF2BPL, que entre otros síntomas provoca la pérdida de habilidades motoras, la pérdida del habla, distonía (pérdida de tono muscular), epilepsia, retraso madurativo, movimientos oculares anormales y dificultad para tragar.

“Santino vino a acompañarme a pesar de que sufre esta rara enfermedad que por el momento no tiene cura. Es una patología que es progresiva, el año pasado él podía caminar y ahora solo se maneja en silla de ruedas. Por eso es mi lucha para que mi hijo no se quede sin obra la social que nos ayuda a seguir con los tratamientos médicos”, indicó.

En el lugar compañeros de la planta y vecinos de Santa Ana se manifestaron con carteles el apoyo al reclamo del empleado despedido.

“Estamos apoyando a nuestro vecino por una justa causa, no pueden dejar sin trabajo a este hombre que tiene un “angelito” con esa enfermedad. Queremos que la empresa revea su decisión”, dijeron.

Cabe destacar que desde fines de 2020 Topper ha incorporado a nuevos empleados gracias a la creciente demanda de sus productos tanto dentro de la indumentaria como del calzado. La fábrica de zapatillas que está en Tucumán es la más grande del país, con cerca de 1000 trabajadores directos.