Navalny, el crítico más destacado del presidente Vladimir Putin, fue encarcelado la semana pasada con una condena de casi tres años por violaciones de su libertad condicional que, según él, han sido falseadas. Occidente ha condenado el caso y está estudiando posibles sanciones a Rusia.

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Sergei Lavrov, dijo el viernes que Moscú está dispuesto a romper sus lazos con la Unión Europea si el bloque le impone sanciones dolorosas. Rusia ha acusado a Occidente de haber sucumbido a la histeria por el caso.

En el caso que concierne a las calumnias, Navalny está acusado de haber difamado a un veterano de la Segunda Guerra Mundial que participó en un vídeo promocional en el que apoyaba las reformas constitucionales del año pasado que permiten a Putin presentarse a dos mandatos más en el Kremlin después de 2024 si así lo desea.

Navalny describió a las personas que aparecen en el vídeo como traidores y secuaces corruptos. También acusa a las autoridades de utilizar las acusaciones de calumnia para perjudicar su reputación.

Aunque en caso de ser confirmada mediante pruebas la acusación puede acarrear una pena de hasta dos años de cárcel, su abogado ha declarado que Navalny no puede enfrentarse a una sentencia privativa de libertad porque el presunto delito se cometió antes de que se modificara la ley que lo convierte en un delito susceptible de cárcel.

Aún no se ha aclarado si el juez a cargo del caso está de acuerdo con ese análisis.

En la audiencia del viernes, la seguridad ha sido reforzada. Policías y agentes judiciales con chalecos antibalas y armas se han distribuido dentro y alrededor del tribunal y el fiscal del Estado ha llegado a la audiencia acompañado de tres guardaespaldas.