Muchas personas creen que la mejor manera de cuidar sus dientes es cepillarse, apenas terminan de comer. Sin embargo, este hábito puede ser contraproducente. Los alimentos y bebidas, sobre todo los ácidos, debilitan de forma momentánea el esmalte dental, por lo que un cepillado inmediato puede desgastarlo y provocar mayor sensibilidad.
La clave está en darle tiempo a la boca para que neutralice los ácidos a través de la saliva, que actúa como un protector natural. De esta forma, se evita que el cepillado arrastre partículas y afecte la superficie de los dientes.
Según especialistas en odontología, lo más recomendable es esperar entre 20 y 30 minutos después de las comidas para cepillarse. Este período permite que el esmalte se recupere y que la limpieza sea más efectiva sin riesgos para la dentadura.
Enjuagate con agua: ayuda a eliminar restos de comida y a equilibrar el pH bucal.
Masticá chicle sin azúcar: estimula la saliva y favorece la limpieza natural de la boca.
Esperá entre 20 y 30 minutos: antes de usar el cepillo dental, para proteger el esmalte.
Usá un cepillo de cerdas suaves: acompañado de pasta dental con flúor.
No olvides el hilo dental: al menos una vez al día, para remover residuos en zonas difíciles.