Sudán del Sur se separó de Sudán para independizarse en 2011 tras décadas de conflicto, pero estalló una guerra civil en 2013. Pese a un acuerdo de paz de 2018 entre los dos principales antagonistas, la violencia y el hambre siguen asolando el país.
Decenas de miles de personas cantaron, tocaron tambores y gritaron cuando el líder católico romano llegó el viernes a la capital, Juba, para una “peregrinación de paz” conjunta sin precedentes con sus homólogos anglicano y presbiteriano escocés.
“Os ruego, de todo corazón, que aceptéis cuatro sencillas palabras: no las mías, sino las de Cristo… ¡No más de esto!”, dijo el Papa en su primer discurso, ante una multitud que incluía al presidente Salva Kiir y otras figuras del Gobierno.
“No más derramamiento de sangre, no más conflictos, no más violencia y recriminaciones mutuas sobre quién es responsable de ella”, añadió.
La víspera de la llegada del Papa, 27 personas murieron en el estado de Ecuatoria Central, donde se encuentra la capital del país, Yuba, en un enfrentamiento entre pastores de ganado y una milicia local.
Por primera vez, el Papa realizaba su visita conjuntamente con el arzobispo de Canterbury Justin Welby, líder de la Comunión Anglicana mundial, y con Iain Greenshields, Moderador de la Asamblea General de la Iglesia de Escocia.
Juntos, los tres líderes representan las principales tradiciones religiosas activas en Sudán del Sur, una nación predominantemente cristiana.
Enormes multitudes recorrieron el trayecto del Pontífice, de 86 años, desde el aeropuerto hasta la ciudad, y muchos ondearon las banderas de Sudán del Sur, el Reino Unido, Escocia y el Vaticano.