En este sentido diremos que el Peronismo fue y sigue siendo , la gran revolución que genero y genera hoy de hecho y no en teoría, la equiparación de todos los ciudadanos ante la ley, a través de los principios sociales marcados ya a fuego en la historia argentina.
Pasar de la participación posible a la participación real implica que el individuo ejerce esa ciudadanía, que se ocupa de los temas de preocupación de la colectividad, que hace escuchar su voz en la discusión pública de esos temas, que pasa de ser mero consumidor de mensajes y valores a ser productor de sus propios mensajes.
También es necesario que la sociedad reconozca los derechos de todas las personas a la ciudadanía plena; que cree espacios para su ejercicio; que apoye a las personas en su análisis y su comunicación de propuestas, y que establezca reglas que permitan que todos puedan realmente ejercer la ciudadanía en forma equitativa.
La definición moderna de ciudadanía abarca por lo menos los siguientes temas: 1) La participación en la política formal; 2) Incursión en campos como el cultural;3) Preocupación en la temática medioambiental,4)Interés y participación en la problemática educacional; en fin, incursión en cualquier ámbito que exceda el mero marco privado y el del intercambio comercial.
Al ejercer su derecho de ciudadanía, la persona se constituye en «actor social», en forma individual o como integrante de un grupo o una organización. Es evidente, sin embargo, que en la realidad latinoamericana hay enormes desigualdades en la constitución real de actores sociales. La primera y evidente desigualdad es la que afecta a los sectores excluidos; pobres rurales e integrantes de los sectores urbanos de extrema marginación, a estos sectores se les niega en la practica la posibilidad concreta de ejercer ciudadanía, por la discriminación de todo tipo, por la ausencia de espacios de participación real y también por la falta de acceso al conocimiento, herramienta básica para el ejercicio real de la ciudadanía. También existen barreras sutiles que les dificultan el mismo.
Los ejemplos sobresalientes en gran parte de las sociedades latinoamericanas son las mujeres y los jóvenes, afectados por una segregación solapada en todo tipo de instituciones, políticas y no políticas que impiden de hecho la participación efectiva. Participar significa tomar parte en algo que nos trasciende como individuos; de hecho, se comparten ideas y actitudes tras un objetivo. La participación social implica involucrarse en los problemas del conjunto de la comunidad, a nivel micro como macro social. Esto es, la problemática de la cuadra, del barrio, la ciudad, la región, etc… Implica un “nosotros” que nos impulsa a la acción colectiva tras un objetivo común, pues pensamos del mismo modo la realidad y los métodos para su transformación y mejoramiento. Mientras más ejerzamos la participación social y política, mas ejercemos la ciudadanía y construimos de hecho una sociedad mejor.
Es imprescindible no desanimarse con el “brote conservador “ que afecta a una parte de nuestro país y ha tomado como botín de guerra al Estado Nacional. Se debe incrementar la participación, aunque no sea específicamente en las estructuras institucionales tradicionales, sino también en distintas formas de movimientos sociales y reivindicaciones con objetivos concretos y específicos donde se vaya plasmando lentamente la construcción de poder local. Estas formas de participación no siempre dentro de espacios institucionales ni tradicionales, muy probablemente serán las responsables de la reconstrucción del tejido social, cultural y político del país, en una época donde los egoísmos sectoriales de este capitalismo criollo propio del siglo XIX, conspiran contra el bienestar general de los argentinos.
RUBEN RICCO .
AFILIADO PARTIDO JUSTICIALISTA