Tener un buen sentido del humor puede ser terapéutico. Hacer uso de chistes y bromas como estrategia de afrontamiento se ha asociado con el bienestar psicológico y la autoestima positiva. Sin embargo, rara vez se ha investigado el papel del humor en relación con la imagen que tenemos de nosotros mismos y las conductas alimentarias.
El humor se considera un rasgo interpersonal que involucra componentes emocionales, cognitivos y conductuales y puede afectar el funcionamiento y el bienestar cotidianos. En general, el humor se asocia negativamente con la ansiedad y la depresión, pero se vincula positivamente con la autoestima, la evaluación positiva del yo real en contraste con los ideales y las reacciones a los acontecimientos de la vida.
Por lo tanto, el humor se ha conceptualizado como una “estrategia de afrontamiento” que permite a las personas reconsiderar y reformular un evento desagradable.
El humor de afrontamiento se refiere a la medida en que los individuos usan el humor general para enfrentar situaciones estresantes a fin de amortiguar el impacto negativo del estrés. Esta conceptualización, sin embargo, puede ser simplista ya que el humor puede manifestarse en diferentes formas, tener diferentes funciones y puede tener diferentes objetivos.
El humor de autoafirmación se caracteriza por ser positivo y de autoaceptación, ya que ayuda a mantener una imagen positiva de uno mismo, una alta autoestima y un buen estado de ánimo, incluso cuando se emplea fuera de situaciones sociales. Por el contrario, el humor auto descalificativo implica utilizarse a uno mismo como objeto de chanza o burla para llamar la atención de los otros y evitar enfrentar los aspectos del rechazo y la dependencia emocional.
En un nuevo estudio, realizado en la Universidad de Surrey y publicado en la revista HUMOR, se ha examinado la relación entre el humor general de afrontamiento y los estilos de humor dirigidos a uno mismo, es decir, el de autoafirmación y el de autodescalificación, y la imagen corporal y los comportamientos alimentarios.
Las personas que usan el humor positivo para describirse a sí mismas tienen niveles más altos de ‘aprecio por el cuerpo’ que aquellas que usan el humor autocrítico, según señalan los investigadores en este nuevo estudio.
También encontraron que, además de tener una visión negativa de su cuerpo, los que usaban el humor contraproducente también tenían más probabilidades de tener malos hábitos alimenticios.
El Dr. Fabio Fasoli, Profesor de Psicología Social en la Universidad de Surrey, dijo: “Tener una imagen corporal negativa puede afectar todas las áreas de la vida de una persona y provocar depresión y ansiedad social. A menudo, las personas no hablan abiertamente sobre cómo ven sus cuerpos, pero la forma en que una persona habla de sí misma a través del humor puede proporcionar información valiosa sobre esos sentimientos”.
En el primer estudio de este tipo, investigadores de la Universidad de Surrey exploraron la relación entre diferentes estilos de humor, percepción corporal y conductas alimentarias en las personas.
Los hallazgos de este estudio pueden ser utilizados por psicólogos clínicos y terapeutas de trastornos alimentarios para comprender mejor a sus pacientes y promover el uso del humor positivo para mejorar su imagen corporal.
Para el desarrollo del estudio se encuestaron a 216 personas, analizando sus estilos de humor y percepciones de sus cuerpos. El equipo encontró que las personas que usaban el humor contraproducente, menospreciándose a sí mismas de una manera agresiva, eran más propensas a ser muy críticas con sus cuerpos y tenían un fuerte deseo de ser más delgadas.
También se descubrió que aquellas que usaban ese humor sufren trastornos emocionales que las llevaba a comer compulsivamente, a menudo se sentían peor con sus cuerpos y los ponían en riesgo de obesidad y las enfermedades resultantes.
Además, se identificó que aquellas personas que usaban el humor de auto-mejora, convirtiéndose a sí mismas en el objetivo del humor de una manera bondadosa, reportaron una mayor apreciación del cuerpo y se asociaron con la amabilidad corporal. Este grupo de personas tenían menos probabilidades de ser emocionalmente sensibles que el otro grupo de personas participantes en el estudio.
En conclusión, el equipo de Surrey encontró que las personas que usaban ambas formas de humor reportaron una imagen corporal positiva y tenían mejores hábitos alimenticios que aquellas que se dedicaban principalmente al humor contraproducente.
Jane Ogden, profesora de Psicología de la Salud en la Universidad de Surrey, dijo: “La gente que se usa a sí misma como blanco de bromas es a menudo una técnica para obtener la aprobación de los demás, pero también puede significar que algo más preocupante está pasando en la vida de esa persona. Este tipo de humor puede indicar que una persona está luchando con su imagen corporal y su autoestima, lo que puede tener un efecto duradero en su vida”.
Las conclusiones del estudio respaldan la hipótesis de que el humor positivo autodirigido es beneficioso para la salud mental, ya que mejora la valoración de la imagen corporal y reduce las probabilidades de sufrir trastornos de la conducta alimentaria.