Por quinto día, la lava que bajaba por las laderas del volcán ha engullido casas, escuelas y plantaciones de plátanos, aunque más lentamente que en días anteriores.

“Todo lo que empezó el domingo como algo fuera de lo común, algo bonito de ver, se convirtió en una tragedia al día siguiente”, dijo Nancy Ferreiro, propietaria de un negocio local de joyería. “Tengo muchos amigos allí, familias que lo han perdido todo. Tenemos el corazón roto”.

Muros de lava negra han avanzado lentamente hacia el oeste de la isla desde el domingo, calcinando todo a su paso.

Los agricultores de las plantaciones de plátanos cercanas a la ciudad de Todoque se apresuraron a salvar la mayor cantidad posible de su cosecha, cargando sus camiones con sacos de plátanos verdes.

Con más de 200 casas destruidas y miles de personas que no pueden regresar a sus hogares, el gobierno regional de las Islas Canarias dijo que compraría dos urbanizaciones con un total de 73 propiedades para los que se han quedado sin hogar. Los bancos españoles anunciaron conjuntamente que ofrecerían viviendas vacías como alojamiento de emergencia.

El portal inmobiliario Idealista calcula que el volcán ha destruido hasta ahora propiedades por valor de unos 87 millones de euros (102 millones de dólares).

Los expertos en vulcanología han dicho que los gases de la erupción no son perjudiciales para la salud. Pero la pluma, una densa columna de gases volcánicos y partículas, se extiende ahora sobre unos 4,2 kilómetros en el aire, aumentando la preocupación por la visibilidad de los vuelos. El aeropuerto sigue abierto, pero las autoridades han pedido a los pilotos que se alejen del lugar de la erupción.