Ayer domingo, la provincia de San Luis llevó a cabo sus elecciones legislativas, un evento en el cual se renovaban 22 de las 43 bancas de la Cámara de Diputados y 4 de los 9 escaños del Senado provincial, así como varios cargos municipales. Con la mayoría de las mesas ya escrutadas, la alianza liderada por el gobernador Claudio Poggi, conocida como Ahora San Luis, se posicionaba como la fuerza predominante a nivel provincial, obteniendo más del 40% de los votos. Esta cifra representaba una ventaja considerable de aproximadamente 20 puntos porcentuales sobre el Frente Justicialista, la coalición que responde al exgobernador Alberto Rodríguez Saá, que lograba reunir poco más del 20% de los sufragios.

Desde el entorno del gobernador Poggi, se manifestaba con optimismo respecto a los resultados, subrayando que la victoria de Ahora San Luis era prácticamente un hecho consumado. Se afirmaba que esta elección había consolidado a Poggi como el principal referente político de la provincia. Los análisis realizados por su equipo indicaban que los resultados eran lo suficientemente favorables como para que el oficialismo aspirara a obtener una mayoría calificada en la legislatura, lo que les permitiría impulsar reformas constitucionales y judiciales en el horizonte del 2026.

El actual mandatario provincial, Claudio Poggi, había enmarcado estas elecciones como un verdadero “plebiscito” sobre su gestión en el primer periodo de su gobierno. En este contexto, la contienda electoral no solo representaba una mera renovación de cargos, sino que también se erigía como una oportunidad para reafirmar su autoridad política frente al Frente Justicialista, al que ya había superado en las elecciones hace dos años, cuando conquistó el sillón gubernamental.

De esta manera, la jornada electoral en San Luis se convirtió en un reflejo de las dinámicas políticas en la provincia, poniendo de relieve las tensiones entre los distintos espacios políticos y la capacidad del oficialismo para ratificar su liderazgo.