Un joven del Bº 8 de Abril fue agredido tres veces en menos de 12 horas por la misma patota y anoche fue internado en el Hospital Regional.
Pese al hermestismo impuesto a la causa, trascendió que la víctima es de apellido Fernández.
Todo habría comenzado el fin de semana y la mayor tensión estalló ayer a la mañana cuando varios sujetos golpearon a Fernández en la calle. Urgente, la fiscal Celia Mussi fijó restricciones al menos a media docena de los agresores.
Consecuencias
Muy lastimado, el muchacho fue conducido al Hospital Regional, pero se habría retirado al amanecer, trascendió.
Lejos de dirigirse a su casa, habría marchado derecho a la casa de los agresores, en el 8 de Abril.
Sin que nadie saliera a responderle, Fernández habría atacado la vivienda a ladrillazos e insultado a todos los ocupantes.
Recién, diez minutos después, se fue a su casa, a pocas cuadras.
Sin ladrillazos asomándose por sus cabezas, los ocupantes de la casa partieron en busca de refuerzos, al parecer barrabravas.
En la tarde irrumpieron en su casa y agredieron, de nuevo, a Fernández.
Como pudo, el damnificado escapó corriendo y detrás lo hicieron al menos cuatro individuos.
Alcance sangriento
Le habrían dado alcance en calles Balcarce y 222, epicentro de la tercera agresión que terminó con Fernández fracturado, con múltiples excoriaciones, hematomas y con una herida de proyectil de tumbera.
Satisfechos por haberse, según ellos, vengado de Fernández, los cuatro atacantes huyeron.
Los vecinos llamaron al Hospital Regional y a la policía. Fernández fue reintegrado anoche al nosocomio, mucho más herido que en la mañana.
Redadas en puerta
Con la urgencia de aguarles la fuga a los agresores, la fiscal Mussi anoche intentaba armar el rompecabezas.
Con las piezas vitales procuraba que un juez le refrendase órdenes de allanamiento y detenciones.
La misión asomaba cuesta arriba, ya que escaseaban testigos, pese a haber presenciado la bestial agresión.
Filmaciones con celulares en medio de la ira y brutalidad
Un vecino confió a los investigadores que los agresores habrían filmado mientras golpeaban a Fernández.
En todo momento, los maleantes habrían advertido a los vecinos que si osaban delatarlos, regresarían por ellos.
Así, en el silencio, la policía veía desfallecer su optimismo en obtener pistas firmes para apresar a los delincuentes.
Mientras tanto, después los expertos recogieron vainas en la casa de Fernández y en Balcarce y 222.
La única intuición dominante es que los sujetos actuaron armados, dentro de la casa y en el ataque final.