La mezquita de Taksim y su cúpula de 30 metros de altura se ciernen simbólicamente sobre un monumento a la fundación de la república turca por Mustafá Kemal Ataturk, cuyo legado incondicionalmente secular se ha visto erosionado por casi dos décadas de gobierno de Erdogan.

El presidente saludó a la multitud que se reunió en la plaza antes de entrar a la mezquita para las oraciones del viernes.

La construcción de la mezquita comenzó en febrero de 2017, en un proyecto defendido por Erdogan, un musulmán devoto, y su Partido AK de raíces islamistas, pero que estuvo acosado durante décadas por batallas judiciales y el debate público.

Funcionarios compartieron el viernes en Twitter un video que muestra a Erdogan en 1994, el año en que se convirtió en alcalde de Estambul, señalando desde la parte superior de un edificio hacia el área donde dijo que construiría la mezquita, el lugar exacto donde se encuentra ahora.

Se trata de uno de los muchos proyectos de construcción con los que Erdogan ha dejado su huella en Turquía, incluida una enorme mezquita en la cima de una colina con vistas al lado asiático de Estambul. El año pasado reconvirtió en mezquita a Santa Sofía, durante siglos la iglesia más grande del mundo antes de convertirse a su vez en mezquita y museo.

Los partidarios del proyecto en Taksim argumentaron que no hay suficientes lugares de culto musulmanes cerca de uno de los centros más concurridos de la ciudad. Los opositores lo ven como un intento de imponer un tono religioso en la plaza, con un centro cultural dedicado a Ataturk que fue demolido y se está reconstruyendo.

El complejo de la mezquita, con dos minaretes altísimos, podrá albergar hasta 4.000 fieles e incluye una sala de exposiciones, una biblioteca, un estacionamiento y un comedor de beneficencia, dijo la agencia de noticias estatal Anadolu.