Evo Morales quedó formalmente inhabilitado para competir en las elecciones presidenciales del 17 de agosto en Bolivia. Así lo resolvió este miércoles el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP), que estableció que la reelección solo puede realizarse una vez de forma continua, y descartó toda posibilidad de un tercer mandato.
El fallo tiene un enorme impacto político en un escenario ya convulsionado: casi en simultáneo, el presidente Luis Arce anunció que no será candidato a la reelección. Enfrentado con Morales desde hace años, Arce atraviesa un desplome en su imagen pública, en medio de una profunda crisis económica, marcada por la falta de dólares, escasez de combustible e inflación.
El terreno quedó allanado para una nueva figura dentro del oficialismo. Se trata de Andrónico Rodríguez, de 37 años, titular del Senado y dirigente cocalero, considerado el heredero político de Evo pero con vuelo propio. Rodríguez anunció a principios de mayo su intención de competir en las presidenciales, y su nombre viene creciendo con fuerza en las encuestas.
El líder del Senado representa a una nueva generación dentro del Movimiento al Socialismo (MAS). Su posible candidatura ya genera expectativa tanto en las bases como en sectores más moderados del electorado.
El fallo del TCP, además, zanja un largo debate sobre la legalidad de las sucesivas reelecciones de Morales, que ya gobernó entre 2006 y 2019. La Corte se amparó en normas constitucionales que limitan el mandato presidencial y en antecedentes de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, que había cuestionado la figura de la reelección indefinida como un derecho humano.
Con Morales afuera y Arce corrido, el panorama político en Bolivia da un giro profundo a tres meses de los comicios.