Francia vive momentos convulsionados, luego de que el presidente de ese país, Emmaniel Macron, aprobara por derecreto la reforma jubilatoria. La resolución de Macron fue muy criticada en ese territorio, pues todavía restaba  la votación en la Cámara de Diputados.

Según Le Monde, el polémico anuncio fue realizado por fuentes del Poder Ejecutivo de la primera ministra, Élisabeth Borne, a la salida de una reunión de gabinete de urgencia celebrada en el Palacio del Eliseo minutos antes de que comenzara el debate en Diputados.

Tras el encuentro, Borne acudió a la Asamblea Nacional, sede de la Cámara baja, donde activó un polémico procedimiento parlamentario: el artículo 49.3 de la Constitución, que le permitió aprobar la reforma sin el voto de los diputados, que sólo podrán frenarla si aprueban una moción de censura contra el Poder Ejecutivo. Algunos legisladores ya anticiparon que lo harán.

La reforma que aumenta de 62 a 64 años la edad de jubilación y acelera la exigencia de cotizar 43 años para cobrar la pensión plena había sido aprobada hoy en el Senado, controlado por los conservadores de Los Republicanos. Sin embargo, corría riesgo de no ser aprobada por la Asamblea.