Los hinchas no suelen llevar la cuenta de los cambios que hacen los equipos en un partido de fútbol. Mucho menos cuando hay un tiempo extra de por medio, en el que se permite uno más. La cuestión es que, en la final del Mundial entre Argentina y Francia, en la que se impuso la albiceleste en penales, Didier Deschamps realizó siete sustituciones, un caso único en la historia del fútbol y que tiene una explicación.

El técnico francés dio entrada a Thuram y Kolo Muani, por Giroud y Dembélé en el minuto 41 de la primera parte; Coman y Camavinga por Griezmann y Theo Hernández a los 26 del complemento; más adelante Fofana entró en lugar de Rabiot a los 6 del primer tiempo extra; Konaté por Varane, a los 8 del segundo tiempo suplementario, y finalmente, como séptima sustitución, Disasi por Koundé, a los 16, que seguramente fue la que tuvo sorprender, porque era la que no entraba en los cálculos habituales de los partidos de fútbol con prórroga.

La explicación está en que la sustitución de Fofana por Rabiot entra dentro del protocolo “sustituto por conmoción cerebral”, que le permite a un equipo reemplazar a un jugador en riesgo de conmoción cerebral sin computar ni ventana ni número de jugador sustituido. Se trata de una excepción que la FIFA había introducido para este Mundial y que ya había puesto en práctica desde el Mundial de clubes de 2021.

Fue el 8 de enero de 2021 cuando el organismo que rige el fútbol mundial aprobó el ‘protocolo conmoción’ para poder efectuar sustituciones por conmoción o sospecha de conmoción cerebral durante la Copa Mundial de Clubes, que se disputaba del 1 al 11 de febrero en Qatar. Esta fue la primera competición internacional en la que se ponía en práctica este procedimiento.