El Papa Francisco condenó este miércoles “la masacre de Bucha [ciudad de Ucrania]” y besó una bandera ucraniana enviada desde la ciudad, donde cadáveres atados y disparados a quemarropa cubrían las calles tras la retirada de las tropas rusas y los cuerpos asomaban de una fosa común en una iglesia.

Las muertes en Bucha, a las afueras de Kiev, han provocado indignación en todo el mundo y promesas de nuevas sanciones contra Moscú por parte de Occidente.

“Las recientes noticias de la guerra en Ucrania, en lugar de traer alivio y esperanza, trajeron nuevas atrocidades, como la masacre de Bucha”, dijo Francisco al final de su audiencia semanal en el auditorio del Vaticano.

“¡Paren esta guerra! ¡Que callen las armas! Dejad de sembrar la muerte y la destrucción“, dijo, denunciando la crueldad contra civiles, mujeres y niños indefensos.

El Kremlin dice que las acusaciones de que soldados rusos cometieron crímenes de guerra al ejecutar a civiles, incluso en Bucha, fueron una “monstruosa falsificación” destinada a denigrar al ejército ruso.

Francisco dijo que la bandera oscurecida y manchada, que tenía escritos y símbolos, llegó desde Bucha el martes.

“Viene de la guerra, precisamente de esa ciudad martirizada, Bucha”, dijo, besándola y sosteniéndola ante un público de varios miles de personas, que rompió en aplausos.

A continuación, pidió a un grupo de niños refugiados de la guerra, llegados el martes desde Ucrania, que se acercaran a él.

“Estos niños han tenido que huir para llegar a una tierra segura. Este es el fruto de la guerra. No los olvidemos y no olvidemos al pueblo ucraniano”, dijo, antes de regalar a cada niño un huevo de Pascua de chocolate.

Hablando en la primera parte de su audiencia sobre el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial, Francisco dijo: “En la guerra de Ucrania, somos testigos de la impotencia de Naciones Unidas“.