El gobierno de Javier Milei está dándole las puntadas finales a un plan energético de contingencia de cara al verano, cuando el país enfrentaría altas temperaturas, por encima de la media de los últimos años.
Hay medidas previstas para generación, transporte y distribución, como la aceleración de trabajos pendientes, contar con alternativas de generación y algunas señales tarifarias que quiten incentivos al consumo.
La preocupación del Gobierno es que con las actualizaciones tarifarias que se vienen registrando los usuarios no tolerarían cortes en el sistema. No sería la primera vez que la Argentina podría sufrir apagones, pero el efecto en el humor social después del cambio en el precio se magnificaría.
En el caso puntual de las tarifas, lo que se analiza es un incremento para los consumos más altos, para disuadir el uso. Esos incrementos se aplicarían exclusivamente para el consumo que supere el límite establecido, no para todo el consumo del período medido.
Argentina, por no contar con la infraestructura necesaria, no puede aplicar tarifas por franjas horarias y, como se sabe, los picos de consumo desafían la estabilidad de la red que durante buena parte de la jornada está subutilizada. Córdoba es el distrito más avanzado en la instalación de medidores eléctricos.
La proyección de las autoridades para el verano es que habrá un pico de demanda récord en torno a los 30.700 megawats. La falta de lluvias -que recién llegarían en enero- complica también la generación de las centrales hidroeléctricas argentinas. Además, el impacto es el mismo en Brasil, de donde la Argentina importa energía.