En el contexto del consumo de carne vacuna en Argentina, se ha observado un incremento notable en los últimos doce meses, alcanzando un promedio de 50 kilos por habitante. Este aumento del 5,6% en comparación con el mismo período del año anterior, 2023, es un reflejo de las dinámicas del mercado y de la oferta interna de carne.
Según datos proporcionados por la Secretaría de Agricultura, el total de consumo de carnes, que incluye las categorías bovina, aviar y porcina, ha llegado a 114,06 kilos por habitante, lo que representa un aumento del 4,6% respecto al año anterior. Desglosando las diferentes clases de carne, se ha registrado que la carne porcina llegó a 17,92 kilos por habitante, manifestando un crecimiento del 7,7%, mientras que la carne aviar alcanzó los 45,90 kilos, con un aumento del 2,4%.
A pesar de la incorporación de estas proteínas animales en la dieta de los argentinos, la carne vacuna continúa siendo la opción preferida, lo que se puede atribuir a factores culturales y de tradición en la alimentación del país. Desde el Instituto de la Carne Vacuna (IPCVA), se ha señalado que el repunte en el consumo de carne vacuna puede estar relacionado con una disminución en el volumen de exportaciones en los primeros meses del año, que experimentaron una caída del 16% entre enero y junio.
Este descenso en las exportaciones, junto con un sostenido nivel de faena, ha permitido mejorar la oferta del producto en el mercado interno. En julio, la faena de vacunos ascendió a 1.244.608 cabezas, lo que representa un incremento del 10% en relación con el mes anterior, observándose un aumento particular en las categorías de novillitos y vaquillonas. Desde el punto de vista de los precios, se registró un aumento del 1,3% en comparación con junio.
Entre los cortes que mostraron un mayor incremento en julio se destacan la falda, con un aumento del 3,1%, la picada común y la carnaza común, ambas con un incremento del 2,9%, así como el peceto, que subió un 2,6%. En contraposición, algunos cortes como el matambre, el asado de tira y el cuadril mostraron ligeras disminuciones en sus precios, con variaciones del 1,5%, 0,13% y 0,12%, respectivamente.
Históricamente, el consumo de carne vacuna en Argentina ha tenido un comportamiento variable. En la década de 1960, el consumo alcanzó los 82 kilos por habitante. Sin embargo, este número comenzó a descender a lo largo de las décadas: 78 kilos en los años 80, 70 kilos en los 90 y 57 kilos en 2010. En el contexto de la pandemia en 2020, el consumo se estabilizó en 50 kilos, pero en 2023 se registró una caída que lo llevó a un mínimo histórico de 42 kilos. Este panorama sugiere que, a pesar de los repuntes temporales, el consumo de carne vacuna enfrenta desafíos estructurales en el largo plazo.