“Él estaba jugando en el patio y en un momento comenzó a gritar. No sabíamos qué le había pasado. Mi marido se acercó a verlo y ahí le sacó la remera y vio que tenía toda la espalda colorada. Del susto él le echó agua. Una vecina nos ayudó y le puso una crema”, explicó la mamá del pequeño.

Según contaron los padres de Tiago -de 8 años- “en horas de la noche fue trasladado al Cepsi donde también le hicieron curaciones y después le dieron el alta”. Además indicaron que se trató de un episodio accidental.

“No fue intencional, la señora nos ayudó, se portó muy bien, se hizo cargo de los gastos de los remedios. Por suerte no fue nada grave y mi hijo está bien”, explicó.

Además continuó diciendo: “Al principio sí hubo un entredicho por la desesperación del momento, por la misma situación, pero bueno pudimos hablar. Ella reconoció su imprudencia. Nosotros le ofrecimos disculpas por la situación. Podría haber sido peor, terminó bien”, explicó el padre del pequeño.