En una audiencia celebrada este jueves 11 de noviembre, el Ministerio Público Fiscal, tras dialogar con las otras partes (víctima y defensa), arribó a un acuerdo pleno de juicio abreviado en el cual se condenó a un joven por dispararle a un efectivo policial durante unos disturbios generados en un velorio realizado el 18 de mayo de este año en el barrio Néstor Kirchner, al sur de San Miguel de Tucumán.
La investigación del caso estuvo encabezada por la Unidad Fiscal de Delitos Flagrantes III, dirigida por Carlos Saltor, quien imputó a Franco Gastón Hernández (29) por considerarlo autor del delito de homicidio agravado por ser cometido contra un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policial o penitenciaria, en grado de tentativa.
La víctima, José Nicolás Ponce (24), “se salvó porque tenía puesto el chaleco antibalas”, aseguraron desde la Fiscalía.
En esta oportunidad, como primera instancia, Saltor procedió a describir detalladamente cómo sucedieron los acontecimientos, para después indicar una por una las pruebas que fueron recolectadas a lo largo de la causa, entre ellas las pericias balísticas a cargo del Equipo Científico de Investigaciones Fiscales (ECIF) del MPF.
Hernández, por su parte, reconoció su responsabilidad y participación en el hecho, requisito fundamental para que pueda concretarse el convenio. A continuación, el fiscal manifestó que la pena acordada entre las partes es la de 10 años de prisión, de cumplimiento efectivo. Al finalizar la audiencia, la jueza interviniente aceptó el juicio abreviado y ordenó el traslado de condenado al penal de Villa Urquiza.
La teoría del caso
El 18 de mayo de este año, a las 16:15 horas aproximadamente, policías se encontraban realizando tareas de prevención en avenida Colón y Antonio Pérez Palavecino, al sur de la Capital, ya que a una cuadra se llevaba a cabo un velorio y se producían disturbios. En un momento, una persona les manifestó a los efectivos que un sujeto con un buzo naranja (Hernández) estaba con un arma de fuego en la cintura. Minutos después se escucharon unos estruendos y los uniformados observaron que él hacía disparos al aire.
El personal policial se aproximó al lugar y el imputado, al ver que los efectivos estaban muy cerca, comenzó a dispararles. Los policías repelieron la agresión y Hernández resultó herido en su antebrazo izquierdo. En tanto que el agente Ponce recibió dos disparos en el chaleco antibalas, a la altura del pecho, y un disparo que le produjo una herida cortante en el cuero cabelludo y el parietal derecho.
Lo trasladaron urgente al hospital Padilla. Luego del enfrentamiento, Hernández salió corriendo e ingresó a un domicilio de la zona y fue aprehendido allí, tras encontrarlo escondido debajo de una cama.