Sabe que tiene que custodiar los números del Frente de Todos y si es posible acrecentarlos el 14 de noviembre. Se juega todo su futuro a esta misión.

Manzur no renuncia a su cargo de gobernador, entiende que el puesto al que asumirá formalmente el lunes tiene  todas las luces que indican que es temporal, y que como Jaldo su examen será también el 14 de noviembre.

Manzur tomó la decisión en soledad, conocedor de que las oportunidades en el PJ se dan una vez, más si piensa en una carrera para llegar a lugares más altos. Alberto Fernández no hizo la llamada que esperaba Jaldo, dejándole a este la decisión de hacer lo correcto. Y esto es nada más que respetar la institucionalidad.

Le dejó libre que asuma como gobernador interino, hasta que finalice la Licencia de Manzur. Ahí se verá como hicieron los deberes ambos.

No hay lugar a que exista un “copamiento” de Jaldo del Poder Ejecutivo. Los casi tres meses del interinato no lo justifican.

Algún cambio para oxigenar el funcionamiento del gobierno local sí se puede dar, pero deberá ser consensuado con Manzur.

Lo que lleva a que también haya cambios en la Legislatura tucumana, y que deberán ser frutos del Consenso de Manzur y Jaldo. Todo a favor de la gobernabilidad de Tucumán.

Y especialmente del triunfo del 14 de Noviembre.

Y allí los principales garantes son Alberto y Cristina.