Cuando inició el mes de diciembre en el 2023, el nivel del agua en el embalse de El Cadillal marcaba unos 589 metros sobre el nivel del mar y bajaba al ritmo de un metro cada ocho días.

Las autoridades de la Hidroeléctrica de Tucumán y la SAT mostraron preocupación por la situación de sequía y esperaban con suma urgencia las tormentas.

Incluso, la Sociedad de Aguas de Tucumán había emitido un comunicado para que la población cuide de manera extrema el agua potable. Mientras tanto, en el Gran San Miguel se registraba el faltante en el suministro en diferentes barrios.

Durante la primera quincena de enero, el panorama cambió. Las tormentas en la región norte alimentaron el caudal del río Salí y el espejo de agua comenzó a presentar un aspecto más saludable.

Los preocupantes 589 msnm pasó a los aliviadores 597 msnm. De todos modos, el nivel sigue siendo bajo ya que el ideal está marcado en 614 msnm.