La tasa interanual de inflación en Estados Unidos se disparó en octubre hasta 6,2% y es la mayor desde 1990.

El índice general (6,2%) es el mayor aumento de 12 meses desde el período que finalizó en noviembre de 1990. El índice para todos los artículos (menos alimentos y energía) aumentó 4,6% durante los últimos 12 meses, el mayor aumento de 12 meses desde el período que terminó en agosto de 1991.

El índice de energía aumentó 4,8% durante el mes pasado (el subíndice de gasolina aumentó 6,1%) mientars que el índice de alimentos aumentó 0,9%, con el subíndice de alimentos en el hogar avanzando 1%.

La energía fue decisiva porque aumentó 30% en los últimos 12 meses y el índice de alimentos aumentó bastante menos; 5,3%.

El Departamento de Trabajo dijo que los salarios reales cayeron 0,5% de septiembre a octubre, producto de un aumento del 0,4% en los ingresos promedio por hora, que fue más que compensado por el aumento del IPC.

La Reserva Federal mantiene la tesis de que la suba de la inflación es transitoria y que, por ende, no se precisa un cambio brusco de la política monetaria. El 6,2% reportado hoy es una señal de alarma y una indicación de que la presión podría no ser tan transitoria como se cree.

La autoridad monetaria anticipó que podría llegar a tomar medidas si lo considera necesario. En el mismo sentido se expresó la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, que también considera que la tasa de inflación se irá desacelerando en la medida en que desaparezcan los factores que la impulsaron en los últimos meses y ratificó que la Fed no permitirá una suba de precios como en la década del ´70.

La reacción de los mercados frente al dato fue la previsible. Subieron los rendimientos de los bonos del Tesoro, bajaron las acciones y el dólar se fortaleció frente al resto de las monedas porque los inversores consideran que la Fed deberá subir la tasa antes de lo previsto, probablemente en junio de 2022.