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27/01/2022

La OTAN no quiere pactar con Rusia

La OTAN no quiere pactar con Rusia
Detrás de la crisis con Rusia hay muchas cuestiones. La primera es que por errores de la administración Trump y la del Reino Unido han empujado a la tácita formación del eje China-Rusia. La segunda es la dependencia europea del gas ruso

La crisis de seguridad en el este de Europa entra en una nueva fase tras el portazo de la OTAN y Estados Unidos a las exigencias de Vladímir Putin para frenar la actividad militar de los aliados occidentales en el flanco oriental del Viejo Continente. El secretario general de la Alianza Atlántica, Jens Stoltenberg, ha anunciado este miércoles en rueda de prensa que ha transmitido por escrito a Moscú la negativa a suscribir un acuerdo internacional con Rusia que limitaría la expansión y la capacidad de actuación de la OTAN. “Afrontamos un momento clave para la seguridad en Europa”, ha afirmado Stoltenberg con tono solemne. El secretario general de la Alianza ha recordado que “hay más de 130.000 efectivos rusos junto a la frontera de Ucrania y están llegando más tropas”. Y ha añadido que también hay despliegues de fuerzas rusas en Bielorrusia, el país dominado por Alexandr Lukashenko, cuya suerte depende de Putin desde las revueltas contra su dictadura en 2020.

En un mensaje similar y divulgado apenas unos minutos antes, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, también ha comunicado en Washington que su Gobierno ha trasladado al Kremlin la respuesta que reclamaba por escrito, que va en el mismo sentido que la de los aliados. Aunque no ha querido precisar el contenido del documento, ha pronunciado unas palabras clave: “La puerta de la OTAN sigue abierta”, en referencia a la posible entrada de nuevos miembros.

El rechazo de las demandas de Putin abre la incógnita sobre la reacción del Kremlin, con los analistas divididos sobre la inminencia de un ataque armado fulgurante contra Ucrania, una negociación de incierto recorrido o un conflicto latente que podría desangrar al país agredido durante años.

Moscú reclama garantías de que la OTAN no se expandirá hacia sus fronteras, no incorporará a Ucrania y Georgia y, además, paralizará toda actividad militar en Europa del Este, Asia Central y el Cáucaso. La Alianza Atlántica no tiene bases en Europa del Este, pero sí despliega batallones plurinacionales en rotaciones en Polonia y los países bálticos.

Stoltenberg ha subrayado que “cada país es libre de elegir su camino”. Y ha exigido que Rusia no ejerza ningún tipo de coerción sobre los Estados que aspiren a ingresar en la OTAN y que retire las tropas desplegadas en Ucrania, Georgia y Moldavia sin permiso de los gobiernos de esos países.

Blinken sí ha abierto la puerta, no obstante, a algún tipo de negociación. De forma muy críptica, ha señalado que el documento identifica áreas “de reciprocidad” en las que las partes pueden avanzar en la seguridad común. A principios de año, la Administración de Joe Biden ya envió señales de que estaba dispuesta a negociar con el Kremlin asuntos como el despliegue de misiles y el alcance de las maniobras militares si afloja la presión sobre Ucrania.

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