“La crisis de salud (COVID-19) ha llevado a una crisis alimentaria”, sostuvo Draghi, citando datos que muestran que la desnutrición en todas sus formas se ha convertido en la principal causa de mala salud y muerte en el mundo.
La primera Cumbre de Sistemas Alimentarios de la ONU se llevará a cabo en septiembre, con el objetivo de lograr avances en los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) para 2030 del organismo.
Según los últimos datos de la ONU, el sistema alimentario mundial es responsable de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, lo que lo convierte en una de las principales causas del cambio climático.
“Estamos fuera del camino para lograr los ODS”, dijo el secretario general de la ONU, António Guterres, quien anunció su plan de convocar la Cumbre de Sistemas Alimentarios en octubre de 2019, antes de que el COVID-19 frenara drásticamente el avance hacia los ODS como el hambre cero.
Después de permanecer prácticamente sin cambios durante cinco años, el hambre y la malnutrición en el mundo aumentaron en 2020 en unos 118 millones de personas, hasta alcanzar los 768 millones. La mayor parte del alza se debió probablemente a la pandemia de COVID-19, según un informe de la ONU.
En los mercados internacionales, los precios mundiales de los alimentos habían subido un 33,9% interanual en junio, según el índice de precios de la agencia alimentaria de la ONU, que mide una cesta de cereales, semillas oleaginosas, productos lácteos, carne y azúcar.
Este año, con cumbres como la actual, se ha dado un mayor impulso diplomático a la lucha contra el hambre, la malnutrición y la crisis climática, pero el reto es enorme.
Guterres dijo que la precumbre evaluará el avance hacia la consecución de los ODS mediante la transformación de los sistemas alimentarios mundiales, que, señaló, también son responsables del 80% de la pérdida de biodiversidad en el mundo.