Los esfuerzos de los responsables de relaciones públicas de los clubes rebeldes para reparar el daño han insistido en que el giro de 180 grados se produjo después de escuchar a los aficionados.
Sin embargo, personas cercanas al proceso afirman que los clubes estaban preparados para hacer frente a una feroz reacción de los aficionados y de los medios de comunicación, y que fue la respuesta política, en particular la del primer ministro británico Boris Johnson, la que resultó decisiva.
Aleksander Ceferin, presidente del organismo rector del fútbol europeo, la UEFA, destacó la importancia de la presión política el lunes, cuando dio las gracias a los gobiernos “que respetan a nuestros aficionados, que respetan nuestra cultura, que respetan los valores que son los valores europeos, no sólo los valores del fútbol”.
Ceferin destacó a Johnson y al presidente Emmanuel Macron de Francia.
Andrea Agnelli, presidente del club italiano Juventus y uno de los principales impulsores de la Superliga, dijo que el Gobierno británico estaba preocupado por el daño político que podría causar una escisión de la estelar Premier League inglesa.
La Premier League y la Asociación de Fútbol de Inglaterra habían animado a los políticos a intervenir, dijo, al igual que la UEFA, que estaba dispuesta a estrangular al nacer a un rival de su torneo paneuropeo de la Liga de Campeones.
“Normalmente se oye a los gestores deportivos pedir que la política no se meta en el deporte, pero en este caso lo más probable es que incluso se haya potenciado su intervención”, dijo Agnelli a Reuters.