El ministro de Educación de la provincia, Juan Pablo Lichtmajer, atraviesa horas complejas. No sólo por el pedido de interpelación que se cocina en la Legislatura provincial por el mal estado de las escuelas, sino también por la cada vez más cuestionada presencialidad en las aulas en medio de una curva ascendente de contagios que aún no encuentra techo. 

Los gremios volvieron a reclamar que se ponga fin a la obligatoriedad de asistir a las aulas. Desde el regreso de las clases presenciales murieron en total 14 docentes tucumanos. Por esa razón, educadores Autoconvocados exigen que se termine esa modalidad para preservar la salud de los docentes.

En la misma sintonía, el titular de ATEP, David Toledo, redobló el reclamo para poner fin a la lista negra de los docentes. “las clases presenciales implican un dinamismo en cuanto al desplazamiento de personas. Estimamos que 300 mil maestros y personal de maestranza y 450 mil alumnos se movilizan cada día para ir a las escuelas. Todo esto sucede al mismo tiempo que especialistas ya están advirtiendo que tendrán que elegir a quién se interna o a quién no por la saturación del sistema sanitario”, reclamó Toledo. 

El gremialista afirmó que el Gobierno provincial prefiere escuchar a sanitaristas que sostiene que aún no están dadas las condiciones para suspender las clases presenciales.